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Centro de gravedad permanente

Abandonemos de inmediato las expectativas y las ansiedades y delirios que de ellas resultan.

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//NO UTILIZAR SIN PERMISO DE FOTOGRAFÍA// Fotógrafo: Carlos Garcia Pozo 21/02/2020 - Madrid - Comunidad de Madrid - Reportaje entrevista con Andrés Roca-Rey torero peruano

“Es un desastre: un sistema posthumanista, tecnologizado, totalizante, que nos ha arrastrado a una versión sin salida de 1984“.

“Es fantástico: los días del sistema están contados, la oligarquía ha perdido el control, y sus delirios woke están provocando su colapso”.


“No hay solución posible: la gente tiene la mente lavada, son zombis—incapaces de entender, querer o atreverse”.


“Es maravilloso: el sentido común está tomando el control y desmantelando las propias estructuras de la globalización”.


“Está naciendo un mundo multipolar”.


“El poder oligárquico global se está reestructurando, reduciendo nuestros espacios y robando nuestro futuro”.

Un vaivén emocional e ideológico que coexiste dentro de nuestras cabezas y alterna en nuestros labios, chocando entre sí.


¿Por qué?


Simplemente porque nos hemos acostumbrado a ser pasivos: a esperar, delegar, tener esperanza—como condenados a cadena perpetua aferrados a la idea de un indulto, o amantes abandonados que esperan el regreso de quien los dejó.

Y así depositamos nuestras impotentes esperanzas en otros, en figuras exóticas que van cambiando—Putin, Trump, u otros personajes turbios antes que ellos.

Figuras exóticas que los impotentes interpretan rutinariamente de forma equivocada, atribuyéndoles intenciones que nunca tuvieron.

Pero más importante aún que la verdad de estas proyecciones es el hecho de que estamos asignando a otros una virilidad que ya no poseemos.

Como aquellos que, distorsionando una vez más la historia, celebraron el 80.º aniversario de la derrota de Italia en 1945 agradeciendo a los jóvenes que vinieron desde el otro lado del océano para “liberarnos.”
Porque, más allá de la habitual tergiversación del fascismo y la llamada resistencia, la mera idea de que un pueblo necesita extranjeros para ser liberado es prueba de cuán espiritualmente flácidos nos hemos vuelto.

No importa realmente cuál de nuestras respuestas existencialmente ansiosas sea la menos equivocada—lo que importa es que dejemos de formular preguntas ansiosas.


Nada puede ir en la dirección correcta si no parte del centro – de lo esencial.
Y lo esencial es simple: significa alinearnos históricamente con lo que nos pertenece, tener una visión enraizada en nuestro pueblo, nuestra nación, sus raíces y su destino—que son europeos.

Significa actuar de forma constructiva y orgánica, libres de ansiedad, para llenar los vacíos sociales creados por la esterilidad del comunismo-capitalista—cultural, económica y políticamente.


Significa actuar sobre uno mismo, en el más auténtico espíritu marcial, la sabiduría del guerrero—venciendo al primer enemigo, que está dentro de nosotros. Ese que nos impulsa a depender de otros—algo que solo ocurre cuando estamos espiritualmente débiles.

Imperium es la respuesta. Es el eje vertical, y sobre todo, uno interior. Cuando lo sientes, adquieres estilo—y eres siempre, pase lo que pase, libre.

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