Charade

Los conflictos tienen muy poco que ver con la narrativa común

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La representación de los acontecimientos es siempre engañosa. Siempre.
Denunciarlo no tiene nada que ver con el “conspiracionismo”, ya que, más que un plan premeditado, se trata de una necesidad humana de representar las cosas de forma simplista. Una necesidad que luego es aprovechada por la escenografía de los demagogos, que crean ansiedad y distracción, y finalmente alimentada por la superficialidad de muchos observadores y la viralidad de las banalidades.

Así es como, en el actual terremoto de reajuste tecnológico y energético disfrazado de otra cosa, terminamos comportándonos como hinchas de fútbol por televisión de pago, animando por la democracia contra la autocracia, por el Sur Global contra Occidente, o por un fantasioso multipolarismo contra un unipolarismo que no se sabe bien qué es.

Israel y los árabes

Fuera de esta dinámica de hinchas de bar, las cosas son muy diferentes.

Israel, por ejemplo, hoy puede permitirse mucho más que en el pasado. Y no es porque esté respaldado por Occidente, como se repite acríticamente, sino porque es la punta de lanza de un eje árabe-israelí.
Desde 2019, Tel Aviv se ha convertido en una potencia energética, especialmente en gas, seguida por los Acuerdos de Abraham con los Emiratos Árabes Unidos y Baréin. También se ha establecido una defensa aérea común, la MEAD, en la que participan Jordania y los Emiratos Árabes para proteger a Israel.

Egipto, por su parte, ha estado desmantelando sistemáticamente Rafah, el único paso palestino fuera de Israel, durante los últimos diez años. Las relaciones comerciales y energéticas con Tel Aviv son extremadamente estrechas, e incluyen también a Arabia Saudita. Finalmente, existe un sólido triángulo energético entre este último país, Rusia y el estado judío. No hay ningún enfrentamiento frontal con el mundo árabe o islámico, ya que estos, en su mayor parte, son socios de Israel y no tienen interés en los palestinos.

Hamas como el terrorismo rojo: utilizados y eliminados

Luego están los peones agitándose entre unos y otros, listos para ser sacrificados cuando se considere útil.

Es el caso de Hamás, que fue literalmente inventado por Tel Aviv cuando las formaciones marxistas, utilizadas contra Arafat, ya no tenían efecto. Hamás siempre ha sido manipulado por los israelíes, hasta el pasado 7 de octubre, cuando, como señaló The New York Times, que ciertamente no puede ser sospechoso de antisemitismo, el jefe del Mossad, David Barnea, viajó a Catar para aclarar que el primer ministro Netanyahu estaba a favor de que Doha continuara financiando a Hamás.

Luego, los han masacrado. Pero, de manera más sobria, eso también le ocurrió a la estructura de ultraizquierda dedicada al terrorismo en algunos países europeos, particularmente en Italia, liderada por el Superclan* y manejada por diversas agencias de inteligencia en los años setenta, y finalmente desmantelada en la década siguiente. Los mecanismos son siempre los mismos.

La extraña y larga relación entre los ayatolás y Tel Aviv

La pregunta que debemos hacernos hoy es si Irán está dispuesto a sacrificar el Líbano, el único lugar donde, por medio de terceros, el oscurantismo de Teherán se ha enfrentado hasta ahora contra el “Satán” israelí. En otros casos, Irán se dejó armar por Israel para luchar contra Irak y fue un cómplice activo en la oposición a las causas social-nacionalistas y al panarabismo. Salvó las apariencias detrás de insultos (un poco como hacen los rusos hacia los estadounidenses), pero cedió ríos de petróleo a los israelíes a través de un intermediario formal en Ámsterdam. Hasta este año, los ayatolás nunca habían entrado en conflicto con los intereses israelíes, pero ahora corren el riesgo de perder su autoridad sobre los árabes chiitas, y la situación cambia.
Sin embargo, no sabemos cuáles son las verdaderas orientaciones de Teherán, que claramente está inmerso en luchas internas, como señaló Ahmadinejad, en las que las facciones en el poder dialogan con los israelíes o con los estadounidenses.

Me sorprendió la total falta de preguntas o reflexiones cuando, al día siguiente del asesinato en Teherán de uno de los líderes de Hamás, el moderado Haniyeh, la Casa Blanca entregó a los iraníes la lista de los infiltrados israelíes considerados responsables de la acción.

Aún así, ocurrió abiertamente, y nada debería habernos hecho comprender mejor que los vínculos entre estos rivales son extremadamente estrechos y que las guerras internas son más reales que las de los “antagonistas” declarados.

¿Sur Global? ¿Occidente?

Lo mismo ocurre con la supuesta oposición entre el Sur Global y Occidente, que se estaría desarrollando en Ucrania y el Sahel.

El Sur Global incluye a India, que arma a Ucrania; Turquía, que arma a Kiev y acaba de firmar un contrato de cooperación comercial; y China, que suministra pocos vehiculos militares a Moscú mientras lo ahoga económicamente.

Los BRICS están compuestos por actores que luchan entre sí, especialmente China e India, y otros, como Brasil, que quieren tender un puente con Occidente.

En cuanto a Occidente, su comportamiento hacia Rusia es ambiguo. Italia proporciona a Ucrania material militar obsoleto y ocupa el puesto 23 en ayuda militar, mientras que Hungría apoya a Moscú pero votó masivamente a favor de la entrada de Suecia en la OTAN.

No sé si Israel puede considerarse occidental, lo que sí sé es que se niega a suministrar armas a Kiev y ha reivindicado una verdadera fraternidad con Moscú, que, por cierto, es uno de los principales proveedores de petróleo de Tel Aviv.

Estados Unidos y Rusia: la extraña pareja

He señalado en más de una ocasión que las relaciones entre Rusia y Estados Unidos revelan una complicidad mayor que su rivalidad. Y esto, independientemente del hecho de que, en su desastrosa agresión a Ucrania, Moscú ha impulsado la economía estadounidense y la Alianza Atlántica.

El 72% de los componentes del armamento ruso son estadounidenses, los sistemas operativos para los misiles rusos son en su mayoría estadounidenses. El 12% del uranio para la energía nuclear estadounidense proviene de Rusia, y su comercio nunca se ha interrumpido.
Rusos y estadounidenses participan en misiones espaciales conjuntas, coordinan acciones militares en Siria, y Washington, como Lavrov ha recordado varias veces, ha seguido proporcionando información estratégica a Moscú durante la guerra en Ucrania.

¡Cuántos rojos prorrusos al frente de la OTAN!

El otro día, cuando Mark Rutte se convirtió en secretario general de la OTAN, recordé que asume el cargo después de diez años de Jens Stoltenberg, quien en su pasado fue antialantista y fue sospechoso de ser un agente del KGB. Sin embargo, no fue el único en liderar la Alianza con un historial de amistad hacia Rusia. Javier Solana, secretario general de la OTAN de 1995 a 1999, había estado en primera fila junto con Alfonso Guerra en la campaña antiestadounidense de la izquierda.

En años aún más extraños, en plena “Guerra Fría”, estuvo a cargo del sector nuclear de la OTAN Nino Pasti, senador del… Partido Comunista Italiano.

Cómo funcionan las relaciones y las disputas

Todo esto prueba solo una cosa: que cualquier narrativa de los hechos es incorrecta, y que tomar partido por este o aquel bando en un escenario tipo Tolkien barato es patético, estéril y engañoso.

No significa, de manera simplista, que todos están de acuerdo, pero sí que en un sistema capitalista de gestión gangsteril, como lo ha sido durante ochenta años, los juegos son sucios. Y la famosa “escisión y unidad del imperialismo” de Lenin debe siempre considerarse como tal: no limitándose solo a la escisión, ni solo a la unidad, porque ambas conviven de forma fisiológica.

Hoy, la partida entre los grupos privados que mueven a las naciones, por razones geográficas, demográficas y mineras, también es una partida entre naciones, o al menos entre actores continentales. Y se juega, dentro de las lógicas capitalistas, por el control de las nuevas fuentes energéticas y el dominio tecnológico.

Por qué no debemos seguir la comedia

En todo esto, podemos hacer muy poco. Pero lo que podemos, y de hecho debemos, hacer es no agachar la cabeza ante esquemas de dominación psicológica (como el “multipolarismo”), participando así, como súbditos tontos, en el apoyo a la comedia de las falsedades y en el respaldo a las fuerzas dominantes. Estas no solo están luchando por repartirse el botín, sino también por impedir que competidores temibles, como los europeos, puedan entrar en el juego.

En lugar de seguir a los flautistas de Hamelín y actuar para el titiritero Mangiafuego, debemos centrarnos en nosotros mismos.
Observando con interés y esperanza lo positivo que trae consigo esta tragicomedia. Y eso es el regreso del espíritu guerrero y del sentido del sacrificio en Europa gracias a la guerra en Ucrania. También es la creciente consciencia en toda Europa de la necesidad de reindustrializar y rearmarse.

Lo que depende de nosotros

El resto depende solo de nosotros: enfrentar estas tormentas sin dejarnos llevar a hundirnos por el canto de las sirenas que nos llaman al fondo en nombre de supuestas “alternativas” más o menos apocalípticas de las que nos negamos a ver la profunda vileza (pienso en los sistemas venezolano, ruso e iraní, presentados como si fueran mejores que cloacas solo porque se declaran hostiles al sistema occidental que, además, envidian).

Estas sugestiones engañosas nos proponen, al fin y al cabo, el inquebrantable, adolescente, suicida y estúpido esquema del asesinado del Padre.

El Padre de todas las cosas, para los helenos, era la Guerra, que en griego es justamente masculina.
Y la Guerra, con su carga metafísica y existencial, está de regreso aquí con nosotros.

Pero el Padre también es el árbol genealógico, lineal, de los Patres, que nos reconecta con nuestras raíces míticas, protohistóricas, con nuestra estirpe, con nuestra sangre, con nuestra tierra.
Por lo tanto, el Padre es Europa, y precisamente Europa debe ser afirmada con alegría y valentía.

Sin dejarnos neutralizar por especulaciones dialécticas sobre el sistema europeo, porque no se liquida un mundo entero por el sistema que lo representa y, además, en el mundo actual no existen alternativas, solo similitudes que a menudo son peores.

Un sistema puede ser reformado o revolucionado, pero nunca puede ser la excusa para desertar de nuestro deber de sangre, de ideal y de tierra.

En el día a día

Sobre todo, si queremos regenerar Europa – y con aquellos que no lo quieran, ni siquiera sé qué podría tener en común – debemos partir de la conciencia de que nadie lo hará, si no somos nosotros, los europeos. Y no mañana, sino ahora, de inmediato, comenzando por nuestro estilo de vida.

Liberemos nuestra mente de todos los esquemas que nos incapacitan y de cualquier fervor por esta o aquella vileza, ¡y llevemos a cabo, con todos los requisitos, nuestra revolución creadora diaria!

  • El Superclan (de “super clandestinidad”) fue un grupo italiano de extrema izquierda que abogaba por la lucha armada y que tomó el control parcial de las Brigadas Rojas. Operaba principalmente desde París, en torno a la escuela de idiomas Hypérion, y entró en contacto con los servicios secretos de diversas naciones y de ambos bloques. El grupo estuvo involucrado en al menos dos atentados con víctimas civiles, en Brescia en 1974 y en la estación de trenes de Bolonia en 1980. También estaba vinculado a facciones extremistas palestinas conectadas con la Stasi de Alemania del Este y el Mossad.
    El Superclan desempeñó un papel importante en el secuestro y asesinato del líder de la Democracia Cristiana, Aldo Moro
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