Es la ocasión para volver a uno mismo
La tragicomedia en Siria ha despejado el campo de las manías bipolares (dichas “multipolares”) y antagónicas. No hay ningún frente, ni compacto ni esbozado, fuera de la propaganda vendida al peso y de las ilusiones de quienes viven delegando en exóticos castigadores que les venguen de sus frustraciones cotidianas.
La realidad es mucho más sencilla
Existen poderes mafiosos que se pasan el tiempo repartiendo el botín, corroyendo tierras y pueblos.
A veces existen pueblos que responden a las agresiones con dignidad y heroísmo.
Los padrinos distribuyen el “apoyo” a estos pueblos pero los corroen: unos de frente, otros por la espalda.
Lo que nos importa no son los padrinos, sino los pueblos
Teoremas falsos, absurdos, perjudiciales y necróticos nos invitan a apoyar o rechazar a un pueblo según su padrino.
No importa si no se entiende que los padrinos son cómplices entre sí; la lógica de apoyar a los padrinos y no a los pueblos sigue siendo aberrante, incluso para los menos inteligentes.
Es vergonzoso no apoyar al pueblo ucraniano y su gloriosa guerra de defensa contra un tirano secular porque su padrino-traidor es estadounidense.
Es vergonzoso no apoyar al pueblo sirio y su larguísima guerra contra el yihadismo agresivo porque su padrino-traidor es ruso.
Ninguno de ellos eligió al padrino que los traicionará: todos acabaron en una tenaza, cada uno amenazado por una mandíbula diferente del mismo mecanismo.
Volvamos a nosotros mismos!
Si en décadas de tensión en Italia hubiéramos adoptado la forma de pensar que muchos enarbolan hoy, deberíamos habernos dejado matar sin responder al Frente Rojo (que en realidad servía a los EE. UU. mucho más que a nosotros), y hoy no deberíamos honrar la memoria de nuestros caídos, porque habrían estado objetivamente equivocados en geopolítica, siguiendo los absurdos razonamientos de estos años.
O deberíamos haber apoyado cualquier forma de anticomunismo, incluso contra los No Alineados.
En resumen, deberíamos haber elegido qué tipo de siervo tonto ser y qué amo lamer.
Tal como está de moda “razonar” hoy.
Existe la vida
La vida prevalece sobre las divagaciones psicóticas de los desdichados, de los boomers amargados y de aquellos que ven el mundo a través de lentes prefabricadas de pseudoideologías esquemáticas, banales, abstractas y mortíferas.
La vida es sencilla. Donde existen pueblos que están amenazados y que no han sido totalmente endormidos, luchan generosamente. Y no es por el “frente” en el que están obligados a consumir su épica tragedia dentro de un sistema global gangsteril que se califican, sino por la forma en que luchan, por lo que emerge de su combate.
Si esos pueblos son europeos, o son atacados porque pueden ser proeuropeos o de alguna manera útiles para la recuperación europea, y especialmente si entre los combatientes hay, emergen o se expresan elementos ideales que los conectan, aunque sea como minorías, con un pasado “maldito” que nos une, pues esos pueblos –los pueblos, no los gobiernos– deben ser apoyados sin peros ni condiciones.
Y de su ejemplo debemos extraer nuestra fuerza para revolucionar esa Europa que debemos defender, mientras dejamos de sabotearla prestando atención a las cacofonías de los flautistas formateados en los laboratorios de guerra psicológica y lavado de cerebro rusos y estadounidenses (que históricamente y orgánicamente son sinérgicos).