Donde hay Voluntad, hay una – Tercera – Via.
Desde el jueves 25 hasta el domingo 28 de julio, organizamos en Provenza la IX edición del encuentro europeo de los Lansquenetes. Para organizarlo en el año de los Juegos Olímpicos, tuvimos que mantenernos firmes debido a la serie anunciada de aumentos en los precios del transporte y la imposibilidad de que más de un francés estuviera presente, ya que fue requisado para trabajar, teniendo en cuenta el amplio impacto económico.
Para mantener nuestra decisión, tuvimos que monitorear la situación y tomarla solo a mediados de mayo, otro obstáculo organizativo. Luego, hubo cancelaciones obligadas por serias razones de salud, otras debido a cambios de trabajo o a una grave situación financiera en una coyuntura objetivamente difícil para todos. Padres muy ancianos a los que cuidar, lutos en la familia. Parecía estar bajo una maldición.
Y sin embargo, como en el año del Covid, quisimos mantener el compromiso a toda costa y, exactamente como entonces, ganamos la apuesta. Tuvimos varias nuevas presencias de todas las edades, con personas originarias de ocho nacionalidades. Y la percepción compartida fue la de haber vivido una experiencia intensa y feliz como rara vez sucede.
Para hacer un resumen rápido, como de costumbre, combinamos las actividades deportivas y de ocio con momentos de reflexión, organización y trabajo, en un ambiente donde había que expresarse en cuatro idiomas y todos debían intentar entenderse con otras personas que no hablan su lengua. Como cada año, formamos cuatro equipos, donde las edades, sexos y nacionalidades se distribuyeron para crear cohesión y no separación.
La novedad de este año fue el Tai Chi, que ocupó no menos de tres sesiones. En cuanto a los momentos de reflexión y compromiso, se reflexionó particularmente sobre cómo los Lansquenetes se posicionan respecto a sí mismos, a la política, a la metapolítica y sobre todo a la realidad. Desarrollamos algunos aspectos de lo que se resume en nuestro libro-manifiesto “El desafío al futuro” (edicción Fudes) cuya lectura es indispensable e insustituible para entender lo que hemos estado haciendo durante años.
Las actividades deportivas y culturales de este año fueron: petanca, lanzamiento de hachas, pulsos, búsqueda del tesoro con preguntas históricas sobre los Lansquenetes, fútbol y Trivial Pursuit, con preguntas de historia, geografía, arte, literatura, etc.
Cada año dedicamos los equipos a un tema que puede ser histórico o mitológico. La idea original era vincularlo a temas olímpicos. Cambiamos de opinión debido al espectáculo indecoroso ofrecido en la apertura de los Juegos de París y, sobre todo, para estar en sintonía con la esencia del Tai Chi, que coloca el eje en el centro y se basa en la rotación de movimientos esenciales. Por lo tanto, dedicamos los equipos a los puntos cardinales y a la luminosidad producida por el sol.
Al final, la clasificación fue la siguiente:
Rojos (Sur)
Azules (Norte)
Grises (Oeste)
Blancos (Este)
Nosotros mismos gestionamos la gastronomía con resultados apreciables tanto en el plano cualitativo como en el cuantitativo. Cada equipo se turnó para asegurar el servicio de mesa y la limpieza. En el espíritu que se creó, siempre hubo ayuda voluntaria de muchos otros, que así no se perdieron servicios adicionales. La reactividad de todos fue sorprendente, lo que nos permitió respetar los tiempos sin necesidad de instar repetidamente a alguien.
También fue significativa la motivación de quienes vinieron desde muy lejos, con escalas aéreas, solo para pasar unas horas con nosotros. Algunos soportaron diez horas de viaje en coche solos, y otros incluso hicieron dieciocho horas de ida y vuelta solo para entregarnos el material. Todo esto es fruto, y a su vez semilla, de ese espíritu comunitario europeo que pretendemos regenerar y reafirmar.
Quienes nunca han estado en Provenza no pueden realmente imaginar de qué estamos hablando. Se preguntarán para qué sirven estos encuentros y qué “componentes” participan. Hay—y siempre ha habido desde el principio—muchos componentes políticos o metapolíticos, algunos de los cuales han nacido a lo largo de los años precisamente de los encuentros en Provenza. Y, lo que es más importante, han dejado de lado, superado o ignorado completamente la lógica de la rivalidad entre ellos. Desde el punto de vista organizativo, lo que surge en estos encuentros se desarrolla juntos y en los países individuales, tal vez cambiando sobre la marcha, durante el año. Desde una perspectiva puramente utilitarista, el balance es muy positivo.
Sin embargo, se debe considerar sobre todo desde otra perspectiva, para la cual todo lo que es útil y productivo es fruto de algo que se condensa y simboliza en un momento del año en Provenza, pero permanece activo siempre y actúa en la vida cotidiana con naturalidad y solidez.
Se trata de hacer comunidad con alegre, irónica, exigente, impersonalidad activa y haciendo Síntesis, acercándose uno mismo al Centro trascendente e inmanente. Podemos hablar de Felicidad, en el sentido en que los romanos entendían esta palabra. De la cual todo lo demás procede y lo hace moviendo silenciosamente las cosas.
Una señal auspiciosa. Nuestro camarada holandés Laurens, que no pudo venir por razones fácilmente comprensibles, vio nacer a su hijo Elessar el mismo día de la inauguración de nuestro encuentro en Provenza.
Ahora pensamos en la X Edición (24-27 de julio de 2025) que será precedida por una serie de encuentros durante el año.