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¿Un ángel, un demonio?

Porque no se puede tomar partido en ninguno de los frentes artificiales del gangsterismo global.

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El distanciamiento cognitivo respecto a la realidad se vuelve cada vez más masivo; el esquema de Buenos-Malos sigue siendo dominante y no deja escape a las neuronas en ningún campo. Si las oligarquías están en desacuerdo al rediseñar el mapa de las divisiones mundiales, la farsa de los “bloques” sigue siendo prominente, pero es absurda, ya que los supuestos bloques están entrelazados entre sí. Todos dependen en diferentes medidas de los demás y no existen divisiones claras ni frentes opuestos en ningún campo.
Las representaciones teatrales para las masas sirven, precisamente, a las masas. Esto se aplica a Ucrania, a los BRICS y a Gaza. Solo para dar algunos ejemplos al azar: para los del Bloque B (antioccidentalismo harapiento), Israel debe ser atacada verbalmente y los palestinos defendidos con palabras. Para los del Bloque A (occidentalismo que odia a los pobres), Israel debe ser justificada y, como máximo, censurada, pero Palestina debe ser garantizada solo con alguna fórmula dialéctica.

Luego vamos a verificar. En el Bloque B encontramos tanto a Rusia como a algunos países de los Acuerdos de Abraham, es decir, los principales exportadores a Israel, así como sus aliados estratégicos. Además, Israel siempre se ha negado a armar a Ucrania y incluso ha enviado voluntarios entre las tropas rusas. Por otro lado, la Unión Europea ha aumentado la ayuda a Gaza. Somos nosotros, los italianos, quienes la llevamos, y ahora ha comenzado una expedición coordinada entre Francia y Jordania, que seguramente cuenta con el gobierno más orientado hacia Occidente en el Medio Oriente. El Secretario de Estado estadounidense, Blinken, que es de origen judia, ha iniciado una gira para coordinar la ayuda a Gaza.
Esto no significa que el esquema deba ser revertido. No es que el imaginario Bloque A esté más cerca de los palestinos (o mejor dicho, menos lejos de ellos) que el inexistente Bloque B. Es todo una farsa en la que se entrelazan intereses comunes y divergentes entre las diversas oligarquías. Estas, sin embargo, concuerdan en una cosa: sus acciones nunca coinciden con sus declaraciones.

Incluso la alianza contra los piratas houtíes yemeníes en el Mar Rojo es compleja y, por primera vez en mucho tiempo, incluye a los aliados de la guerra mundial: Italia, Alemania y Japón. Ya había sucedido hace unos cuarenta años con la oposición al bloqueo a Irán impuesto por los estadounidenses. Es un enredo difícil de desentrañar y me doy cuenta de que es complicado tomar posiciones que no sean viscerales y que no partan de algo positivo, sino de la presunción de elegir, entre varias cosas desagradables, el “mal absoluto” contra el cual ilusionarse de oponerse, apoyando a otro bandido.

Hamas, al igual que el ISIS y toda la galaxia de terroristas islamistas, no es compacta y tiene varios clanes y líderes que luchan entre sí. Con el tiempo descubriremos qué facción se había puesto de acuerdo con Tel Aviv para desatar, con la masacre del 7 de octubre, la matanza masiva en Gaza (Hamasrael…). Lo descubriremos porque será esa la que asuma el mando de la Palestina reducida, al igual que nos daremos cuenta de cuánto han influido en toda esta tragedia premeditada los yacimientos de gas submarino y la hipotética apertura del Canal Ben Gurion (donde los bloqueos alternos de Suez y del Mar Rojo son providenciales). Veremos cómo se desarrollan los Acuerdos de Abraham y si tiene éxito el intento de evitar el acercamiento entre Arabia Saudita e Irán.

De alguna manera, Irán está en el ojo del huracán. Pero eso no es motivo suficiente para simpatizar con un régimen imperialista que pretende hablar en nombre de un dios. El atentado en la tumba de Suleimani no debe hacernos olvidar quién era ese personaje. Coordinaba a sus fuerzas en Iraq, invadido, desmembrado, ocupado y gobernado por un gobierno títere creado por Teherán y los estadounidenses. Durante casi medio siglo, Irán ha llevado a cabo una política que favoreció los intereses estadounidenses en la región y luchó contra todos los gobiernos sociales-nacionalistas y proeuropeos.
Intentó invadir Iraq en 1980 para evitar la realización del programa nuclear iraquí con tecnología francesa y ayuda italiana. Siria misma participó desde 1977, con un atentado en Bagdad, en la ofensiva israelo-estadounidense contra Iraq y Europa. Y si los ayatolás están en Teherán, es precisamente por la necesidad israelo-estadounidense de entonces, de la cual (como demostró el Irangate) fueron ejecutores conscientes.

Entiendo que presenciar una serie de masacres perpetradas por oligarquías criminales no es agradable y se quisiera que algo cambiara. Pero si eso sucede, será independiente de los gánsteres. Ninguno de ellos es mejor que los demás, así como no hay ninguno que no cumpla alguna vez una función positiva en algún lugar. Incluso Rusia e Irán lograron hacerlo en Siria, lo cual realmente lo dice todo, considerando que, en el conjunto, son hasta peores que los estadounidenses!

Lo que es seguro es que no podemos estar con ninguno de los bandidos. Y ya es tan evidente, al menos para el inconsciente, que ni siquiera la identificación del Enemigo al que oponerse está ganando unanimidad en ninguno de los conflictos, y esto no es debido a la propaganda, sino al rechazo instintivo de unirse a alguna bestia hidrofóbica y mentirosa. Debemos crecer. Crecer espiritualmente, existencialmente, conceptualmente: debemos hacerlo en Europa y por la Civilización. Solo esto importa, solo esto es. La lucha entre los imitadores torpes de los titanes, de todos modos enemigos del Olimpo, no puede ser la nuestra.

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