venerdì 24 Gennaio 2025

La Siria caída

Y sobre todo traicionada

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Escribimos en el momento; tendremos más elementos en los próximos días.
Veremos: por ahora, los gobiernos iraní y ruso han usado palabras duras contra el presidente sirio, intentando justificar de algún modo su propio cambio de postura.

Sin luchar

Pocas cosas son evidentes, y la primera es que las tropas rebeldes han tomado Siria en muy pocos días, prácticamente sin luchar.

¿Por qué se decidió esto de antemano y a cambio de qué el abandono de Damasco? Todavía debemos averiguarlo, pero que se trata de una traición acordada lo ve hasta un ciego.

No ha habido reacciones; pareció una reedición de la carrera de los talibanes hacia Kabul, tras el acuerdo de los Estados Unidos para un cambio de régimen en Afganistán.

¿En qué condiciones se encuentra Siria?

Está dividida entre los kurdos, que controlan los pozos petroleros en nombre de los estadounidenses, y las milicias definidas como yihadistas, que controlan la mayor parte del territorio dentro de una proyección neo-otomana impulsada por Ankara. Luego, los israelíes se aseguraron el Golán y permitieron la “purificación” de las partes del territorio que deberían formar parte del diseño del “Gran Israel”. A los rusos, por ahora, les queda la base de Tartus. ¿Se la quitarán? Dado el papel que Rusia está desempeñando en Libia, en complicidad con Turquía —y bajo la influencia estadounidense—, es lícito pensar que esta hipotesis es, cuanto menos, incierta.

Recuerdo que al principio del conflicto previmos este escenario. Se nos respondió que Siria, una nación antigua, no sería desmembrada porque los sirios se sienten sirios. Sin embargo, incluso cuando la intervención rusa, pero sobre todo la iraní y libanesa, permitió a Damasco revertir la situación insurgente, no pudo impedir una partición de facto, con tropas extranjeras en su territorio, a veces aliadas y otras opuestas. Y aunque todo parecía centrarse en Siria, las principales fuentes de energía ya habían sido separadas de la capital y pertenecían a los invasores.

Recuerdo también que Lavrov, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, reveló en 2018 que los comandos militares rusos y estadounidenses se comunicaban a diario para coordinar sus acciones en el terreno.

Nunca he olvidado que, en otoño de 2022, para explicar por qué Tel Aviv se negaba a armar a Kiev, a proporcionarle programas estratégicos y a aplicar sanciones contra Rusia, el viceministro israelí de Defensa dijo: “Rusia es el principal aliado estratégico de Israel en Siria y protege a sus tropas del Hezbolá.”

El colapso del último régimen nacional-social y laico de Oriente Medio es un drama

Lo es por muchas razones, entre ellas la amenaza yihadista de los degolladores que, al menos al inicio del conflicto, predominaban entre los insurgentes. Aunque hoy la situación es más compleja, con una nueva zona “desestabilizada”, es decir, en manos de diversas bandas criminales y traficantes con costumbres muy distintas entre sí.

La impresión de que esto está escapando de las manos de las dirigencias estratégicas mundiales es fuerte, pero es errónea. El caos mental y psicológico de las masas, así como la anarquía institucional, no son prueba de una debilidad sistémica, sino de su fuerza, especialmente ahora, en pleno reset, donde los lazos institucionales son considerados un estorbo.

El reset en esta región

prevé la destrucción de todo lo que aún sea laico, así como de cualquier relación positiva con Europa, que debe ser contenida y chantajeada. Lo confirman los hechos, pero también las propuestas operativas de los estadounidenses y sus doctrinas. El corolario es estrictamente idéntico por parte de los rusos, quienes no lo ocultan.

Sea como sea que los depredadores se repartan Siria, responderá a esta lógica, como ha ocurrido en Irak y Libia. Cada actor local busca perjudicarnos, cuando no directamente odiarnos: desde el imperialismo neo-otomano hasta el ruso, desde el fundamentalismo iraní al wahabí, pasando por los intereses estadounidenses e israelíes.

Lo veremos. Sin embargo, queda una pregunta importante por responder: ¿por qué fue posible el derrocamiento de Siria justo ahora, y por qué de manera tan rápida?

Existe la tentación común de vincularlo con la guerra en Ucrania. Aunque todo está interrelacionado, mi evaluación es diferente.

Estamos hablando de un reset

Desde 2019, Israel se ha convertido en exportador de gas y en una potencia energética. En 2020 se alcanzaron acuerdos con varias petromonarquías, lo que también produjo alianzas militares en la MEAD, el sistema de defensa aérea que protege al Estado judío con la participación de varios países árabes. La guerra entre saudíes e iraníes se ha apagado, y se han iniciado negociaciones, todo esto mientras Egipto desmantelaba su parte de Gaza.

Las acciones militares israelíes de los últimos catorce meses han contado con el apoyo prácticamente unánime de todos los gobiernos árabes. Mientras tanto, desde este verano, hemos sido testigos de maniobras con sabor a golpe de Estado para llevar a cabo cambios (con “incidentes” y asesinatos) dentro de la cúpula iraní.

Existe una fuerte impresión de que Teherán ha llegado a un acuerdo pensando en el futuro y ha abandonado Siria. Es la misma Teherán que, de hecho, lo confirma en su comunicado oficial, utilizando como pretexto que Asad no habría hecho nada para responder al ataque israelí contra el Líbano.


¡Que tienen la cara dura ya lo sabíamos!

Estamos acostumbrados a las payasadas

de quienes se insultan entre ellos pero masacran a los que están en medio. En cuarenta y cinco años, lo único decente que han hecho los iraníes ha sido salvaguardar, junto con sus propios intereses, a Siria y el Líbano. Por lo demás, solo han minado las causas nacionales, comenzando por la palestina. Han atacado naciones como Irak, que mantenían una relación perfecta con nosotros, armados por estadounidenses e israelíes, como se demostró en el famoso juicio del “Irangate”(1). Han fomentado guerras civiles sectarias para instrumentalizar a los chiitas en beneficio propio, contribuyendo así al surgimiento igual y opuesto del salafismo.

No teníamos ninguna ilusión ética hacia ellos: su permanencia en Siria se debía a factores de interés primordial que, evidentemente —quizás de forma errónea— ya no consideran tales.

El abandono ruso no es sorprendente. No solo porque siempre han abandonado a los pueblos de esa región, con la única excepción de los israelíes, quienes deben a la maquinaria bélica rusa la victoria en la guerra con la que establecieron su Estado, sino porque a Irán le interesaba mantener a los alauitas, mientras que a Moscú solo le importa Tartus.

Sé que hay poca atención y memoria, pero Asad permaneció en el poder gracias a la voluntad política de Teherán, porque en diferentes momentos Lavrov y Putin se mostraron dispuestos a facilitar un cambio de gobierno en Damasco. Fue sobre todo Teherán quien abandonó de golpe.


¿A cambio de qué? Lo descubriremos.


(1) El Irangate fue un escándalo en Estados Unidos entre 1985-86, que reveló el apoyo militar encubierto de los estadounidenses e israelíes a Teherán para combatir a Irak.

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